A menudo las palabras tienen más o menos fuerza según en qué contexto y con qué entonación se digan, pero fundamentalmente lo más importante es quién las pronuncia. Por eso, en las charlas de motivación para los equipos deportivos o para las empresas se selecciona muy bien a los oradores. Muchas veces se busca a quienes hayan estado ante situaciones límites y hayan salido airosos, como por ejemplo, los jugadores de rugby uruguayos que cayeron en Los Andes y sobrevivieron en condiciones extremas. También se podría mencionar al ex presidente Clinton que estuvo a punto de la destitución y luego terminó en forma exitosa su mandato.
Las palabras no sólo tienen más o menos fuerza sino que su significado puede parecer distinto o extraño según quien las diga. Cuando Cristina habla de amor, paz, no violencia, etc. para muchos argentinos esas palabras no tienen el mismo significado que cuando el Papa Francisco se refiere a ellas. El ha dado muchos ejemplos dignos de mencionar: cuando era Arzobispo de Buenos Aires se movilizaba en transporte público y a menudo visitaba lugares muy peligrosos como la Villa 11-14. También ha perdonado a Cristina de todos los desplantes que le hicieron ella y su marido durante muchos años y la recibió en Roma con los brazos abiertos y una sincera sonrisa en sus labios.
Ella, en cambio, nos habla de amor y se rodea de violentos como D´Elia y Esteche, dos personas muy controvertidas. El primero atacó y tomó una comisaría, golpeó a un productor agropecuario y ha dicho que odia a los blancos y judíos. Esteche, líder de la agrupación Quebracho, cada vez que realiza una marcha produce daños que luego todos los ciudadanos debemos pagar. También Cristina en discursos públicos ha valorado positivamente y ensalzado a los “barra bravas” y el gobierno nacional les ha facilitado y colaborado económicamente para viajar a los últimos dos Mundiales de Futbol. Por otro lado, permanentemente habla de “ellos y nosotros”, ahondando la división de la sociedad que fomenta de muchas formas.
En los últimos 32 años de democracia no ha habido un gobierno que dividiera más a la sociedad argentina que el kirchnerismo y nuestros aliados en política exterior son los países menos democráticos del mundo: China, Rusia, Irán y Venezuela. Cristina puede pronunciar muchas veces la palabra amor pero ésta suena vacía porque sus hechos no acompañan sus palabras. Con el tema Nisman no dio sus condolencias a la familia y no se le realizó ningún homenaje. Lo mismo sucedió cuando se produjeron las tragedias de Cromañón y Once, demostrando así muy poca sensibilidad y respeto hacia los familiares de las víctimas.
El valor de la palabra está en crisis, hay que tener la esperanza de que el próximo gobierno cambie en este aspecto y en muchos otros para que todos los argentinos estemos mejor y más unidos.
Eduardo Gallo Llorente
Viernes 20 de febrero, 2015
[email protected]