[15 de noviembre de 2010] En la noche del sábado último partió desde la Catedral de esta ciudad, la XXXII Peregrinación Diocesana al Monasterio Benedictino de Santa María de Los Toldos, una experiencia de fe que viene realizándose ininterrumpidamente desde hace más de tres décadas. El obispo diocesano, monseñor Martín de Elizalde fue el encargado de impartir la bendición de envío.
La comuna de peregrinos partió, poco antes de las 22 horas, por la avenida San Martín, formando un conjunto de personas que abarcaban casi dos cuadras.
Al llegar a la rotonda, intersección de la avenida Mitre y la ruta provincial 65, y luego de una breve oración, los peregrinos prosiguieron la marcha con rumbo al Monasterio.
Como es ya acostumbrado, la Peregrinación contó con una excelente organización de parte baliceros, automóviles de apoyo y los colaboradores que brindaron el servicio de chocolate y mate cocido.
La Peregrinación volvió a demostrar el fervor de fe y de esperanza que existe en el pueblo cristiano.
Tal como lo explicó monseñor Elizalde, en un pasaje de la homilía que pronunció en la mañana del domingo, en el Monasterio, al celebrar la misa a los peregrinos, el sentido de peregrinar tiene que ver con el ir hacia un lugar concreto; “por amor a Dios, por amor a los hermanos, por dar también cumplimiento a esta búsqueda espiritual al deseo de Dios”.