La historia de los jeans se remonta al siglo XIX en el año 1853 cuando, en plena fiebre del oro, el alemán Levi Strauss decidió instalarse en San Francisco con el fin de abrir un local para vender tiendas de campaña a los mineros. Allí descubrió que los buscadores de oro preferían dormir a la intemperie y, sin embargo, tenían que resolver un problema con sus pantalones: la rudeza del trabajo, más el peso de las pepitas que cargaban en sus bolsillos, hacían que se rompieran constantemente. Strauss aprovechó el denim marrón de las carpas y diseñó un modelo de overol a la cintura. Luego uno de los clientes de Levi Strauss, un sastre que le compraba rollos de tela llamado Jacob Davis, cansado de comprar tela para remendar los pantalones rotos, pensó en reforzarlos con remaches de cobre en algunos puntos de especial tensión, tales como los extremos de los bolsillos o la base de la bragueta. Como Jacobs no tenía dinero para patentar la idea, le propuso a Levi hacer negocios juntos y el 20 de mayo de 1873 recibieron la patente #139,121 de la Oficina de patentes y marcas estadounidense y nació el jean tal y como lo conocemos. Poco después los genoveses se encargaron de teñir la tela en un característico color azul índigo procedente de la India, ya para la Segunda Guerra Mundial, los Jeans hacían parte de las provisiones que recibían las tropas aliadas, inicialmente cumplían las necesidades para el trabajo rudo, sin embargo, años después en la década del 50 se empezaron a imponer como una prenda juvenil.
En la década de los 60 se convirtieron en símbolo de la juventud rebelde, y en los años 70, en la prenda universal que no conocía diferencias de sexo, clase o raza, de hecho fue recién en esta década que los diseñadores como Yves Saint Laurent, Pierre Cardin o Kenzo, se animaron a incorporar tímidamente el denim en sus colecciones. Ya para los 80 las grandes casa de moda comenzaron hacer diseños y texturas y las fábricas introdujeron técnicas de lavado con químicos, y empezaron a fabricarlos con aplicaciones doradas, para acomodarlos a las nuevas tendencias.
Así década tras década los jeans se convirtieron en un fenómeno y hoy hacen parte de la historia de todos nosotros.