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sábado, noviembre 23, 2024

La comunicación y el SAP

Por Luis Beraza
Por Luis Beraza

Finalizada la convivencia de una pareja con hijos en común, los progenitores pueden presentar un plan de parentalidad relativo al cuidado de los hijos.
Este plan debe contener cuatro puntos esenciales: 1. Lugar y tiempo en que los hijos permanecen con cada progenitor; 2. Responsabilidades que cada uno asume; 3. Régimen de vacaciones, días festivos y otras fechas significativas en la vida del niño; y 4. Régimen de relación y comunicación con el hijo cuando reside con el otro progenitor.
Ocurre con cierta frecuencia que los padres se manifiestan reacios a admitir que el hijo tiene derecho a comunicarse con ambos, por lo que también no es poco usual obstaculizar el derecho de comunicación que tiene el progenitor no conviviente con el hijo.
Los niños pasan entonces a funcionar como rehenes para forzar situaciones típicas de una separación conyugal (cuestiones económicas, aparición de terceros/as, cuota alimentaria, etc.), por simple venganza o por temor al “robo del hijo”.
También sucede que los niños transcurren la mayor parte de su tiempo con el progenitor que detenta su guarda y entonces a veces tiene lugar la demolición de la imagen del otro, con lo cual se convierte al propio niño en el principal obstáculo de la comunicación paterno-filial.
Esta conducta es una manifestación de lo que se conoce como síndrome de alienación parental (SAP), definido como un proceso por el cual un progenitor, en forma abierta o encubierta, habla o actúa de una manera descalificante o destructiva del otro progenitor, durante o después de la separación en un intento de alejar o indisponer al hijo o hijos contra ese otro progenitor.
La estrategia más frecuente en el SAP es la obstrucción al cumplimiento del régimen de comunicación, la cual suele tomar varios formatos: incomodar el cumplimiento con mudanzas a lugares distantes, invocar pretextos para alterar los encuentros ya pactados (enfermedad del hijo, tareas escolares, juegos con amigos).
La forma grave del SAP se da cuando es el propio hijo quien rechaza el trato con su progenitor y por lo tanto le niega la visita, conducta que puede obedecer a un deseo del niño de proteger a quien considera víctima del divorcio, o bien ser resultado de un lavado de cerebro del conviviente, logrado a través de relatos íntimos, exigencias de lealtad o amenazas de abandono.
El SAP siempre produce un círculo vicioso: al reducirse los encuentros, la imagen real es reemplazada por la imagen distorsionada y la ausencia del progenitor impide la rectificación de las acusaciones.

(*) Dr.Luis Beraza, Abogado-
Familia. Contratos. Accidentes.
Daños y Perjuicios. Sucesiones.
Atiende en Libertad 789- Local 11
Cel. 02317-15-462734
[email protected]

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