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sábado, diciembre 21, 2024

En Luján celebraron una misa en memoria del Cardenal Pironio

El pasado domingo 5 de febrero, en el Santuario de Nuestra Señora de Luján, donde descansan sus restos, tuvo lugar la celebración de una misa en memoria del Cardenal Eduardo Francisco Pironio, oriundo de 9 de Julio. La misma tuvo lugar con motivo del 18º aniversario de su fallecimiento.La misa fue presidida por monseñor Eduardo García, obispo de San Justo y asesor general de la Acción Católica Argentina y concelebrada por el nuncio apostólico monseñor Emil Paul Tscherrig; monseñor Jorge Torres Carbonell, obispo auxiliar de Lomas de Zamora; monseñor Carlos Humberto Malfa, obispo de Chascomús y secretario general de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA); monseñor Oscar Ojea, obispo de San Isidro; monseñor Joaquín Sucunza, obispo auxiliar de Buenos Aires; monseñor Guillermo Rodríguez-Melgarejo, obispo de San Martín; monseñor Fernando Maletti, obispo de Merlo-Moreno; monseñor Vicente Bokalic, obispo de Santiago del Estero; y monseñor Rubén Di Monte, obispo emérito de Mercedes-Luján. Entre las personalidades destacadas se encontraban presentes, durante el oficio religioso, el presidente y los vicepresidentes de la Acción Católica Argentina, Rafael Corso, Claudia Carbajal e Ignacio del Castillo, respectivamente; la profesora Beatriz Buzzetti Thomson, vicepostuladora de la causa de canonización; los exembajadores ante la Santa Sede, Carlos Custer y Vicente Espeche Gil, Emilio Inzaurraga, titular de Justicia y Paz y coordinador internacional del Foro de la Acción Católica, y otros miembros de las instituciones y del Instituto de Pastoral de Juventud que lleva el nombre de Eduardo Pironio. Un gran poster con la fotografía del Cardenal fue colocado en el presbiterio y no fueron pocos quienes se acercaron a orar ante la tumba del purpurado.
LA HOMILIA
En su homilía, monseñor Eduardo García, recordó que el cardenal Pironio fue «un padre que hizo camino con la Iglesia y sus hijos, interpretando el tiempo que le tocó vivir, un Padre de un Cristo Pascual”.“En su testamento -añadió- dijo que el cardenalato es una vocación al martirio, en su caso largo y lento, poniendo la otra mejilla ante los golpes. Sufrió con y por la Iglesia e hizo suyo el sufrimiento pascual».“No estamos solo para recordar la figura del cardenal Pironio, en esta misa por su beatificación. Es un acto de justicia por el don de Dios confiado al padre Eduardo Pironio. Su presencia está viva en la Iglesia que tanto amó y por la que se entregó”, expresó el prelado quien, al mismo tiempo, se refirió a la invitación permanente del cardenal a ser “fieles como María” y al espíritu misionero «que hoy no se puede llevar adelante sin misericordia”. Tras la celebración eucarística los celebrantes se dirigieron a la tumba en la que descansan los restos del Cardenal. Allí, fue rezada la oración por la pronta beatificación del Cardenal y el presidente de la Acción Católica de la Arquidiócesis de Mercedes-Luján, Hernán Lisa, colocó una ofrenda floral.
PERFIL
El Cardenal Eduardo Francisco Pironio, nació el 3 de diciembre de 1920 en 9 de Julio y falleció en la ciudad del Vaticano el 5 de febrero de 1978.  Luego de su destacada acción pastoral en la Argentina y en América Latina, a través del CELAM, se desempeñó como Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (de 1976 a 1984) y posteriormente fue  presidente del Pontificio Consejo para los Laicos(1984-1996).Al morir, su cuerpo fue trasladado desde el Vaticano al Santuario de Nuestra Señora de Luján, de quien era muy devoto, y en cuyo templo había sido ordenado sacerdote el 5 de diciembre de 1943. Fue declarado “Siervo de Dios” el 23 de junio de 2006.
FINAL DE LA FASE DIOCESANA
El próximo viernes 11 de marzo, en el Vicariato de Roma, se celebrará la clausura del proceso diocesano de Virtudes Heróicas del Carderal Pironio. Se trata de una instancia muy importante en su proceso de canonización que aspira a llevar al religioso nuevejuliense a los altares para ser venerado como  beato o como santo. Al canonizar a ciertos fieles, es decir, al proclamar solemnemente que esos fieles han practicado heroicamente las virtudes y han vivido en la fidelidad a la gracia de Dios, la Iglesia reconoce el poder del Espíritu de santidad, que está en ella, y sostiene la esperanza de los fieles proponiendo a los santos como modelos e intercesores (cf Concilio Vaticano II, Lumen Gentium 40; 48-51). En la primera etapa del proceso, el Obispo diocesano y el Postulador de la Causa piden iniciar el proceso de canonización. Y presentan a la Santa Sede un informe sobre la vida y las virtudes de la persona.La Santa Sede, por medio de la Congregación para las Causas de los Santos, examina el informe y dicta el Decreto diciendo que nada impide iniciar la Causa (Decreto «Nihil obstat»). Este Decreto es la respuesta oficial de la Santa Sede a las autoridades diocesanas que han pedido iniciar el proceso canónico.Obtenido el Decreto de «Nihil obstat», el Obispo diocesano dicta el Decreto de Introducción de la Causa del ahora Siervo de Dios.En una segunda etapa, se realiza el Proceso sobre la vida y las virtudes del Siervo de Dios. Un Tribunal, designado por el Obispo, recibe los testimonios de las personas que conocieron al Siervo de Dios. Ese Tribunal diocesano no da sentencia alguna; ésta queda reservada a la Congregación para las causas de los santos.Una comisión de censores, señalados también por el Obispo, analiza la ortodoxia de los escritos del Siervo de Dios.Seguidamente, el Relator de la Causa nombrado por la Congregación para las Causas de los Santos, elabora el documento denominado «Positivo». En este documento se incluyen, además de los testimonios de los testigos, los principales aspectos de la vida, virtudes y escritos del Siervo de Dios. Este documento, una vez impreso, es discutido por una Comisión de Teólogos consultores, nombrados por la Congregación para las Causas de los Santos. Después, en sesión solemne de Cardenales y Obispos, la Congregación para las Causas de los Santos, a su vez, discute el parecer de la Comisión de Teólogos.Si la Congregación para las Causas de los Santos aprueba la «Positio», el Santo Padre dicta el Decreto de Heroicidad de Virtudes. El que era Siervo de Dios pasa a ser considerado Venerable.El Cardenal Pironio ya es Sirvo de Dios, ahora prosigue esta instancia, en la cual el Santo Padre lo declarará «Venerable».

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