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miércoles, noviembre 27, 2024

Ahora Velo con la de Boca

SILVIOVELOPor Guillermo Blanco
Hasta ahora es el pase del año. Silvio Velo, de River a Boca, en  un  proyecto personal como parte de una admirable proyección de este sampedrino considerado el mejor futbolista del mundo que encaja  en la idea del club de participar del campeonato de fútbol para ciegos y no veo la hora de que llegue el sábado para jugar el superclásico» (Será en La Quemita, al mediodía, y por la tarde ante Estudiantes).
“Estoy feliz de haber llegado al cuadro de mi vida, pero no puedo dejar de agradecer todo  lo que River nos dio a mí y quienes practicamos este deporte”, se apura a aclarar. Y es como si la vida retrocediera hasta el comienzo, al menos se lo nota como pensando, como si mirara hacia atrás.
Descansa en una amplia mesa del restaurant del CeNARD, después de entrenar con Los Murciélagos dirigidos por Martín Demonte. Uno lo mira y se mete en su historia.
El chillido del sonajero fue como un llamado hacia la gloria. Ciego desde la  infancia, Silvio estudiaba por braile en un colegio de San Pedro y tuvo acceso a una pelota de cuyo interior surgía una música monocorde para cualquier vidente, pero que para él era como la mejor sinfonía. Desde entonces y hasta estos casi 45 años  que cumplirá el 29 de mayo próximo, el fútbol adaptado a las posibilidades de los  no  videntes pasó a ser una zanahoria  constante en  una cancha de 20 por 40 en la  que se desenvuelve con  una libertad para los videntes asombrosa, aunque para él como si tal cosa.
Creció con la humildad  de siempre, y con un temperamento amplio, producto de la falta de sobreprotección paterna que lo hizo más fuerte aún. Y trasladó ese aparente déficit a la vida misma – con cuatro hijos para demostrarlo-,  y la cancha, donde se convirtió en el mejor, el manejarse solo en la vida cotidiana lo hizo más seguro allí donde la  única referencia eran la pelota con cencerro y la persona que desde atrás del arco lo guiaba con su palabra.
“Todo eso me hizo ir adaptándome a los momentos complicados, y a darme cuenta que potenciando lo que se tiene y no quejándose por lo que nos falta, podemos crecer hasta límites insospechados. Aunque a veces cueste”, comenta con el verde inmenso del CeNARD como fondo.
El sabrá qué  grado de ironía tuvo aquel pedido a Arruabarrena de ponerse a su disposición para reemplazar a Carlos Tévez, solicitud que hizo en la última  pregunta de una conferencia de prensa, con su sonrisa habitual de tipo bueno.  “Lo más han sido Maradona y Riquelme, pero a mí me gustaba de chico el “Loco” Gatti. Yo escuchaba la radio y quería que lo atacaran a  Boca. Y  no estaba loco. Sabía que Gatti iba a atajar cualquier avance del rival…”
Con todos los títulos posibles (entre ellos los mundiales de Brasil en 2005 y en el CeNARD en 2006 con un gol inolvidable) , Velo juega con su apellido tanto como suelen hacerlo en los medios. Justo él llamarse Velo, como empezó a ser familiar en los diarios tras la copa América que Argentina casi logra en 1997 en Paraguay y que fue el inicio de la consolidación de él y del grupo.
Esto de haber llegado a Boca a través de su rama Social, conducida por Enzo Pagani, le dará a Silvio y al fútbol para no videntes un  espaldarazo justo al final de su carrera. El no quiere despedirse después de saludar a todo el que le dice «Chau Silvio» y él contesta con el nombre de cada uno. «Son los años», sonríe con su semblante de tipo bueno. Para la página de Maxi Nóbili (paradeportes) me sacaron una foto con la camiseta de Boca y yo pensaba que aunque no los vea, a estos  colores los llevo en mi corazón. Como dice la hinchada, es un sentimiento, no puedo parar».

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