Lo más importante que tiene 9 de Julio, es su gente. No tengo dudas de eso. La sonrisa compinche, los “buenos días, buenas tardes o buenas noches” cada vez que alguien entra, aunque parezca una obviedad, es algo que en las grandes ciudades no se observa mucho.
Dicho esto, y por otro lado, llama la atención por ejemplo, la falta de respeto a las normas básicas de tránsito, pero no las del librito sino las faltas “morales” por así decirlo. El no respetar a alguien cuando está cruzando la calle, cuando está estacionando o cuando quiere sacar su auto del garage; dejar el auto estacionado en cualquier lado, más aún si es una calle de tierra donde pareciera que el “vale todo” es el mejor modo de ubicarlo
Sin ir más lejos, en la calle San Juan entre la ruta 5 y Urquiza y en el Acceso Brown, lugares que recorro con frecuencia, pareciera que el peatón no vale porque a algunos autos o grandes camionetas poco les importa si quienes van caminando se llenan de tierra o peor aún, los expusieran a algún peligro.
También observé con mucha tristeza que poca gente da paso a la gente mayor o a las embarazadas o mamás con bebes, lo mismo cuando hacen cola en algún lado, es más, he visto gente enojada porque le dí paso a alguna de ellas en mi lugar de la fila. Insólito. Esto sólo por mencionar algunas de las cosas donde el vecino no es respetado. Digo, entonces, ¿Cómo podemos hacer para vivir en una ciudad más armoniosa y justa? El civismo -comportamiento de la persona que cumple con sus deberes de ciudadano, respeta las leyes y contribuye así al funcionamiento correcto de la sociedad y al bienestar de los demás miembros de la comunidad- ¿Cuenta?.
Alguna vez leí una especie de reglas básicas de convivencia que son muy simples y podríamos aplicarlas a la vida cotidiana:
Respetarse a sí mismo y a los demás. Comportarse éticamente en privado y en público.
Conocer, estudiar, y practicar el sistema democrático. Acatar la constitución y cumplir con las leyes.
Honrar las obligaciones con los demás.
Proteger el medio ambiente. Reutilizar, recuperar y reciclar. Defender a los animales.
Hacer uso adecuado del espacio público.
La Responsabilidad Social, tan aplicada a las organizaciones, me parece que debe empezar por cada uno de nosotros. Nosotros debemos ser socialmente responsables porque en definitiva lo que busca es el bien común. Humberto Eco dice entre otras cosas que cuando entran en escena los demás, comienza la ética y esto implica reconocer al otro como un yo, entonces la responsabilidad social forma parte de la cultura ética, si se quiere, de una sociedad.
Hagamos de 9 de Julio, una sociedad mejor siendo socialmente responsables desde casa.