Este sábado, hacia las 9 horas, el proyecto en el que colaboran profesores, alumnos y ex alumnos de la escuela técnica Otto Krause para combatir las nubes graniceras dará un importante paso: se lanzarán tres cohetes desde la escuela agrotécnica Mansilla Bavio, ubicada en el partido de Magdalena.
(Agencia CTyS-UNLaM) – El objetivo de la prueba será analizar la estabilidad en vuelo (aerodinamia) y la estructura de los cohetes. “Es un paso previo antes de probar la autodestrucción de los cohetes, la cual debe ocurrir poco después de que los vectores siembren la nube con un yoduro de plata para evitar la formación de grandes piedras de granizo”, explicó el ingeniero Alejandro Pedro Yaya.
El desarrollo se inició conjuntamente por el Instituto Civil de Tecnología Espacial (ICTE) y la fundación Otto Krause a fines de 2013. Luego de toparse con muchas dificultades, Yaya valoró que encontraron un lugar ideal para poder realizar los lanzamientos: “El investigador del CONICET y de la Universidad de San Martín, Pablo Levy, nos puso en contacto con la escuela agrotécnica Mansilla Bavio, que está vinculada a los objetivos del proyecto y así encontramos la posibilidad de realizar este ensayo y continuar”.
En efecto, se va formando una red que vincula a distintas escuelas e instituciones. “Pese a que la usina de innovación tecnológica Jorge Newbery en la escuela Otto Krause concluyó en 2015, permanecemos en este proyecto algunos de los docentes y alumnos que iniciamos este desarrollo y, ahora, no solo nos vamos a vincular con la escuela agrotécnica desde la que haremos los lanzamientos, sino que también veremos de establecer lazos con la carrera de ingeniería espacial de la UNSAM y con otros actores de la Academia, del sistema de Ciencia Técnica como así también de Defensa”, enumeró.
“Actualmente, tenemos apoyo de una red del sector privado que llega a tener alcance internacional y establecimos contacto con un proyecto educativo similar al de la ex usina Jorge Newbery, que se está gestando con fuerza en una escuela de Saladillo”, contó Yaya. Y auguró: “Se va formando una red y cuando uno se reúne y hay aportes desde distintos lados, se generan innovaciones interesantes”.
Los cohetes antigranizo permitirán responder a una demanda de los productores agrícolas que tienen pérdidas millonarias cada año, pero estos vectores solo representan una parte dentro de un proyecto mayor llamado Pampa Cielo.
En principio, se espera producir mil cohetes al año, para abastecer la demanda que hay en distintas provincias. Con la comercialización de estos vectores antigranizo se podrán financiar las siguientes etapas de Pampa Cielo, una de las cuales incluye la realización de unas sondas para el estudio de la atmósfera en las que, ya hace años, ha puesto su atención la NASA.
“La idea es vincularnos con más y más instituciones, porque el programa Pampa Cielo tiene su parte educativa”, declaró Yaya, que este sábado actuará como co-coordinador general del lanzamiento, junto a Jorge Romero y al ingeniero Dan Etenberg. Y continúo: “Si bien tenemos trabajos aparte y algunos ejercemos también de profesores, tenemos una pasión por hacer innovaciones y no hacemos estos proyectos de forma amateur, sino de forma profesional”.
“Necesitamos que no llueva”
Yaya señaló que el clima podría ser el único impedimento para tener que postergar los lanzamientos. En principio, no están previstas lluvias para este sábado y se prevé realizar las pruebas a las 9 de la mañana aproximadamente.
Estará a cargo del armado de la pequeña torre de lanzamiento el profesor Jorge Romero, quien tiene amplia experiencia en tecnología espacial y es uno de los mentores de este proyecto, acompañado por un exalumno del Otto Krause.
En diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM, el Técnico Químico Romero indicó que “este sábado, se probará la resistencia de los tubos motores, que son de plástico, y también la aerodinámica, en la que vamos a probar una idea innovadora que hemos aplicado a las aletas de los cohetes”.
Si bien los cohetes antigranizo alcanzarán los 10 kilómetros de altura, para hacer estos ensayos, harán que los cohetes alcancen aproximadamente 2000 metros. “Para estas pruebas, no necesitamos probar los vectores en altura y, lamentablemente, no tenemos un túnel de viento que tenga la velocidad suficiente para probar la parte aerodinámica; entonces, tenemos que probarlos en vuelo”, detalló Romero.
“Se realizará un vallado perimetral de 100 metros como mínimo y se seguirá todo un protocolo de seguridad para preparar el campo de lanzamiento y para afianzar la torre al suelo”, relató Romero, que especificó que el deslizador, que es el carril por el cual se desplaza el cohete al ser eyectado, tiene 2,20 metros de largo. Y agregó: “En una hora, aproximadamente, se prepara todo el sistema de encendido eléctrico”.
La prueba contará con invitados especiales, es decir, no estará abierta al público en general, y se realizará una pequeña introducción para explicarle a los presentes los objetivos de ese ensayo y para que tengan conocimiento de los protocolos de seguridad.
“Si todo sale bien, y esto es más un deseo que otra cosa, porque no tenemos recursos económicos definidos y estamos sujetos a recibir una gran cantidad de apoyos, este año iremos a Mendoza, hacia agosto, cuando comience la temporada granicera, para probar el propulsante, la siembra y la autodestrucción de los cohetes”, comentó el profesor.
El detonante para la autodestrucción de los cohetes estará incluido dentro del material del mismo. “El material de los vectores es de plástico, con elementos biodegradables, y prácticamente los cohetes se pulverizarán, por lo que no habrá riesgo de que caigan luego a Tierra, más allá de que las siembras de las nubes se realizarán sobre campos”, contó.