El 17 de enero de 1817 comenzaba el cruce de la columna principal del Ejército de Los Andes bajo la dirección de San Martín, ejército que derrotará a los realistas y liberará los territorios de Chile y Perú.
En dos años, en medio de la ofensiva realista luego del retorno de Fernando VII al trono y de la derrota de la mayoría de los procesos revolucionarios, San Martín organizará un ejército de 5 mil hombres en una provincia de 20 mil habitantes de las cuales, dos tercios eran indígenas y negros, preparando milicias, batallones de pardos, etc. Liberará a los negros enrolados en el ejército, parlamentará con los originarios del Sur para solicitar su apoyo y obtendrá la colaboración del pueblo expresada en el trabajo gratuito, en donaciones, como lo realizado por Martina Chapanay o Tropero Sosa.
Engañara al enemigo a través de la “guerra de zapa”, una estrategia de espionaje y contraespionaje para confundir a los españoles con información falsa y propagandizar la causa revolucionaria. Levantará fábricas de pólvora, confiscará bienes de realistas para recaudar los fondos necesarios para el cruce, impulsará una reforma tributaria castigando al que más tiene y tomará medidas de urgencia en una economía de guerra.
Por último, llevará adelante una ingeniería militar excepcional, organizando el paso del ejército en seis columnas, preparando el cruce de 5 mil hombres por la cordillera más alta de América, transportando recursos, armas y víveres por pasos estrechos y ríos, superando las inclemencias climáticas y concentrando sus fuerzas en forma sincronizada para enfrentar a los realistas. El cruce de los Andes es una de las hazañas militares más importantes de todos los tiempos.
La campaña se realizará sin el apoyo de la elite criolla porteña, que no sólo intentará sabotear el proyecto ordenando la destitución de San Martín sino que buscará entregar las provincias Unidas a otros imperios, como la negociación llevada adelante por Alvear con los ingleses. Y por otra parte, será posible por el sacrificio y entrega de los pueblos indígenas y los caudillos del Norte como Güemes, Azurduy, Arenales, etc., que impidieron sucesivas invasiones realistas.
La campaña de San Martín arroja varias reflexiones y enseñanzas, ubicó el problema fundamental que implicaba la dependencia colonial como traba fundamental para el desarrollo de los pueblos, desarrolló un proyecto de liberación y de Patria Grande protagonizado y sustentado por las masas populares y enfrentó las continuas claudicaciones de las elites oligárquicas que impulsaban nuevas formas de dependencia.
Sin embargo el proyecto político de Nación de San Martín, Moreno y Belgrano fue derrotado y las elites oligárquicas arrojaron al país a nuevas formas de dependencia. A 200 años de aquella gesta, nuestros principales recursos y servicios están en manos de monopolios extranjeros y se agiganta el saqueo y la contaminación de nuestro territorio. Se mantiene una economía trabada y deformada por la dependencia imperialista, que destruye la industria nacional e impone un tipo de agricultura para el mercado externo. Crecen en consecuencia la pobreza, la desocupación, la explotación y las desigualdades sociales.
A 200 años del cruce de Los Andes es necesario rescatar el proyecto que luchaba por un Patria Grande, con igualdad y desarrollo soberano. Como dirían “Ni amo viejo, ni amo nuevo, ningún amo en nuestra patria”. Es imprescindible una segunda y definitiva independencia que haga realidad la “noble igualdad”, o como diría San Martín, “seamos libres que lo demás no importa nada”.?
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