Un amigo me decía hace unos días que hay tres clases de kirchneristas, los que se desencantaron de Cristina, los que se están por desencantar y los que nunca lo harán por más que la justicia la halle culpable en varias causas que se están tramitando en la actualidad y en algunas de las cuales ya está procesada.
Estos últimos pertenecen a un grupo que siempre encuentra un justificativo para defenderla, o cuando no lo tienen, tiran la pelota afuera y empiezan a hablar de los Panamá Papers, del padre de Mauricio, de Arribas, Angelici o de cualquier otra cosa como si los desaciertos de Macri o las cosas que hagan mal sus colaboradores o familiares justificaran el súper escándalo de la mega corrupción K. Dentro de este grupo ultra kirchnerista hay dos subgrupos, los que quieren justificar la fortuna de Cristina por haber tenido ella y su difunto esposo altos cargos en la administración pública durante los últimos 30 años, tal como dice Diana Conti y los que admiten que ha habido hechos de corrupción durante los últimos 12 años pero, según ellos, todos los gobiernos roban. A esta última posición les recuerdo que los gobiernos radicales de Illia, Alfonsín y De la Rúa no fueron acusados de corrupción sino sólo en casos aislados como los pollos de Mazorín y el jardinero de De la Rúa, que siendo un empleado municipal lo llevó a trabajar a su quinta particular.
Por otro lado recordé mucho a mi abuela materna que vivió con nosotros y cuando nos peleábamos e insultábamos los cuatro hermanos nos decía que parecíamos “carreros” . Parece ser que hace 100 años o más estos señores que manejaban los carros, cuando no existían los camiones, tenían una actitud hosca y un vocabulario soez parecido al de Cristina. Es claro que no ha quedado como una reina con las expresiones usadas en las conversaciones telefónicas con sus colaboradores que se conocieron últimamente. No me considero un pacato pero hay expresiones que usó que nunca he usado y me parece de muy mal gusto reproducirlas, tal como “que se zurza el ……
En las causas en las que se los indaga, Cristina, De Vido y otros no hacen una defensa judicial sino una defensa política, hablando siempre de una supuesta persecución política. En una última aparente conferencia de prensa en el Congreso, Parrilli usó el mismo argumento y no dejó hacer preguntas libremente especialmente a los medios no afines al kirchnerismo y responsabilizó a Lorenzetti de las filtraciones de las grabaciones.
El papel de viuda desprotegida y lastimada por los opositores y los medios de comunicación hegemónicos y el excesivo uso del luto ya parecen haber sido un recurso agotado y cada día va perdiendo imagen y predicamento y en las cúpulas o reuniones a las que ella llama cada vez concurren menos dirigentes peronistas de importancia.
En uno de las grabaciones que se conocieron, se le escuchó decirle, o mejor dicho ordenarle a Parrilli que había que “apretar a algunos jueces” donde queda de manifiesto su poco apego a la Constitución en un tema tan delicado como es la independencia del poder judicial. Ella asumió su segundo mandato en el 2011 con un discurso que prometía mejorar las instituciones en nuestro país y se comprometía a poner todo su empeño en ello. Con la grabación conocida se demuestra una vez más que esa era una postura, un discurso vacío de contenido y una actuación ante las cámaras y el público al que muchas veces daba la impresión de menospreciar. Estoy seguro que el peronismo encontrará algún dirigente superador de lo que fue Cristina en la Nación y Scioli en la Provincia.
* Por Eduardo
Gallo Llorente
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