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Violencia: desde cuándo y hasta cuándo

[6 de octubre de 2009] En esta nota vamos a remontarnos un poco al nacimiento y al origen de la violencia, y vamos a tratar de ver su influencia en la actualidad, en nuestra sociedad violenta. Gracias a los conciudadanos que se han comunicado y los invito a seguir haciéndolo a: [email protected]

Hablar de nacimiento y de origen son cosas bien distintas; por un lado recurrimos a la historia que nos acerca a los primeros relatos sobre el tema y por otro lado recurrimos a un saber compuesto por múltiples ramas con preeminencia de la filosofía, pero con muchos aportes de otros conocimientos.

Históricamente hay muchas disciplinas y corrientes de pensamiento que se ocupan del tema en distintos tiempos, con aceptación generalizada, provenientes del campo de las ciencias sociales y del discurso médico en las ciencias naturales. Existen saberes para destruir y hasta para justificar la violencia. Sin desconocer la complejidad del tema que se abordará en este articulo, se hablará específicamente desde situaciones históricas relatadas y analizadas en el marco de investigaciones más actuales y de los derechos humanos que nuestro país suscribe y sostiene sus políticas.

Las primeras referencias históricas podrían ubicarse en la biblia, con el uso de la violencia entre dos hermanos como resultado del pecado de soberbia que introdujeron sus padres. Esta referencia, válida pero mítica, se inserta en un marco de pensamiento con otras complejidades, distintas al pensamiento actual y con otras relaciones de poder, hoy modificadas.

Quizás la primera referencia en un contexto semejante al contemporáneo que permita entender mejor este fenómeno es el cambio que se produce en la concepción de “la fuerza”, cambio que fue instituyéndose en el pensamiento moderno y permite acercarnos al concepto de víctimas y de violencia.

Los textos tradicionales de historia antigua traerán dos modelos de pensamiento y acción paradigmáticamente diferentes: Esparta y Atenas. Los espartanos apelaban a la fuerza como eje de su desarrollo, y por ello despeñaban por las laderas del Taigeto a los niños nacidos que manifestaban alguna minusvalía, ya que carecían de la fuerza y la destreza necesaria para conformar esa sociedad ordenada en esos valores. Como opuesto a la minusvalía, se consideraba superior a los hombres en cuanto poseedores de la fuerza para guerrear e imponerse (cabe mencionar aquí la semejanza con el modelo patriarcal actual que sostiene la violencia de género, y que analizaremos en otro articulo).

Atenas apelaba a otro tipo de dinámica: la fuerza de la razón, sostenida en las ciencias y en las artes. Por o tanto, los esclavos, las mujeres y los niños no eran considerados ciudadanos porque su naturaleza era irracional. Más aún, a los que consideraban torpes se les negaba el acceso al ocio, que era potestad de los hombres libres, y se los destinaba a los negocios.

En ambos modelos podemos descubrir que, sea cual fuere la índole de la fuerza, había una naturalización de la imposición, había un forzamiento para sobrepasar posiciones. Esparta y Atenas muestran, cada una a su manera, que la forma del trato social era violenta, usando la fuerza algunos para ser más que otros, menospreciando categorías humanas que terminaban considerando una cosa más de su propiedad.

Esta matriz de pensamiento, quizás con otras palabras, es la forma de sostener, con múltiples matices, a la realidad contemporánea, y que nos permite analizar el fenómeno actual de la violencia.

En primer lugar podemos destacar que en ambos modelos el uso de la fuerza es la forma de callar la individualidad del que es distinto, porque se lo considera menor en una jerarquía que privilegia la lucha o la razón en detrimento de las palabras, emociones, sentimientos y pensamientos de cada uno.

En segundo término se desprende que los valores sostenidos por esas sociedades, que eran valoraciones comunitarias que acallaban lo subjetivo de víctimas y victimarios, sostenían un orden cómodo y previsible, pagando con su vida quien se oponía a ello.

Para entender esta doble vía de acceso al concepto de violencia baste recordar la idea de “guerra preventiva” que instauró una nación, en esencia igual a todas las demás, pero con una gran pretensión hegemónica, acallando mediante el uso de la fuerza a los que consideraban distintos e inferiores, y proclamando la comodidad y previsibilidad del mundo, con sojuzgamiento y guerra.

Otro ejemplo mas cercano es el que viene con el relato de la mayoría de las parejas que llegan a pedir ayuda, donde la secuencia del hecho violento es: grito, golpe, culpa y silencio.

Una sociedad violenta hace impunes a los violentos, calla a las victimas y llega a cobrarse vidas en nombre del orden y la previsibilidad.

Hablar de violencia es comenzar a hablar de uno mismo en cuanto doblemente sujeto a lo personal y a lo social. Cuando empiece a circular la palabra será el momento en que se pueda observar al cambio como horizonte. Hasta tanto, nubes y silencio.

Pensar en la violencia es un deber de todos; detener la violencia es responsabilidad de todos; porque una sociedad más justa es derecho de todos.

Jorge Viublioment

Si fuiste o sos víctima de hechos de violencia hacete valer. Llama al 911 o pedí asesoramiento en el Centro de Atención a la Víctima de la Municipalidad.

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