Luego de la crisis del 2001, en la cual se le adjudicó la mayor parte de la culpa al radicalismo, el partido dejo de lado una estrategia de búsqueda del poder que había llevado a cabo desde la vuelta de la democracia hasta 1999, para simplemente intentar sobrevivir electoralmente a través de alianzas de todo tipo.
En 2015 el radicalismo tenía la responsabilidad histórica de terminar con 12 años de populismo corrupto, por lo que funda CAMBIEMOS, una agrupación compartida con distintos grupos políticos, con los cuales defendíamos las banderas de la democracia y las instituciones.
Con la llegada al gobierno de CAMBIEMOS era necesario romper un mito que hace muchos años estaba instalado en el país, “no se puede gobernar sin peronismo”. Y vaya que lo conseguimos.
Al día de hoy, el radicalismo cuenta con una mayor representatividad en los órganos legislativos tanto nacionales, como provinciales y municipales. Una de los ejemplos es que por primera vez en mucho tiempo se vuelve a tener concejales en todo el conurbano.
Tenemos 3 gobernadores propios y con proyección a crecer hasta 6 gobernaciones en 2019. Así como también se aspira a obtener muchísimas intendencias más que las actuales para la misma elección.
No quedan dudas que desde la conformación de CAMBIEMOS, el partido dejo de tener una actuación meramente testimonial en las elecciones para pasar a ser un partido que aspira a competir por el poder.
Para ello el siguiente paso es transformar esta alianza electoral en una herramienta política moderna, transparente y de gestión.
(*) Ignacio Palacios es Dirigente de la UCR de 9 de Julio
