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Nueve de Julio
miércoles, noviembre 27, 2024

A 27 años del triple crimen: La familia Turon Barrere fue encontrada sin vida

Como cada año, EL 9 DE JULIO, refleja esta triste historia, tras el asesinato de tres miembros de una familia del Partido de 9 de Julio.
El sábado 9 de febrero de 1991 fue asesinada la familia Turon Barrere, en la zona rural del Partido de 9 de Julio. Cuatro días más tarde se notó la ausencia de sus integrantes y una semana después se halló los cuerpos sin vida.
El 13 de febrero del año 1991 fue denunciada la desaparición de la familia Turon Barrere, radicada en un establecimiento rural de El Tejar. La casa estaba abierta, Tampoco fue encontrada la camioneta Ford Ranchero, que poseía la familia. Empezaba la preocupación y había temor de un posible secuestro.
El 14 de febrero tomó estado público el caso. «El 9 de Julio» publicó la primera noticia cuyo titular daba cuenta «Desapareció un vecino»: se hacía mención no sólo a la ausencia de Nicolás Turon Barrere, como así también se aclaraba que no se tenían noticias de su esposa e hijos.
En la edición del viernes 15 de febrero de 1991 se insistía en que «No aparece la familia Barrere». Se intensificaba el rastrillaje con personal policial de 9 de Julio, Quiroga y se pedía la colaboración de Bomberos.
El sábado 16 aparecieron los cuerpos. El hallazgo de los cuerpos (baleados) fue en un zanjón si agua en cercanías de la zona de Neild el sábado 16. Nicolás Turon Barrere (66), Edith Catalina Buscaglia (54) y Nicolás Turon Barrere (11) fueron víctima de un crimen, sometidos con una carabina.
El lunes 18 de febrero «EL 9 DE JULIO» informó sobre el desenlace: «Aparecen asesinados los tres integrantes de la familia Turon Barrere».
En aquel entonces fueron detenidas tres personas, implicadas en un primer momento. Después del juicio, fueron condenados dos hombres quienes cumplieron con la pena.
En su momento se señaló que el móvil del triple crimen había estado relacionado con un robo. Sin embargo, desde distintos sectores existieron muchas dudas por las características de un caso tan aberrante como impensado e inexplicable.
FAMILIA TURON BARRERE
Homenaje
Hay golpes en la vida, tan fuertes…yo no sé
Cesar Vallejo

“Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma…”

“Olvidar la muerte sería verdaderamente acordarse de la muerte”? se pregunta Levinas, sin embargo, pese a la imposibilidad, la catástrofe produce discursos.
Olvidar escribiendo no es algo que pueda pretenderse, pues olvido y palabra se pertenecen, allí dónde ninguna posesión es ya posible, donde toda posibilidad de sentido habita los espacios del sinsentido.
O de una segunda noche. Una noche que oscurece toda posibilidad de mirada, de imágenes, aniquilación que se obstina en emerger.
Presencia de la ausencia. Aquí estamos para recordar, “como en un rumor de voces” aquella tragedia. Esa catástrofe. Eterno momento de un nueve de febrero, de un mediodía de sol. Y de sombras de muerte.
La escritura es un trance ante el vacío, el doble vacío de la ausencia familiar, y de verdades sobre tanta muerte.
Sobre tanto silencio, sobre tanto dolor…
Tiempo sobre tiempo, siempre es hoy, siempre es ahora.
Hubo un expediente que cumplió el rito de la ley. De los ritos emergen fantasmas que huyen por espacios vacíos. Que vagan interminablemente, indefinidamente.
Y que alguna vez, algún día, en algún momento hallarán la silueta justa que les acuerde el perfil de la verdad.
Noche de noche, rito inicial. Estas muertes fueron señaladas. Oscuras motivaciones. Enigmas desquiciados desde el horror.
Este recorrido de interrogantes que se inició en ese infausto 9 de febrero, nos lleva hacia el desierto y el silencio, también nos lleva a la memoria.
Rescatar de aquel, y de este dolor, el acontecimiento que, aún siéndolo, no tiene palabras.
Hoy no hay verdades posibles con las cuales aproximarse a lo acontecido.
Cuánta agonía padecieron, que palabras musitaron, cuánto el horror en sus miradas.
Esos cuerpos perforados, mutilados, permanecieron por seis días en putrefacto montón, en perverso abandono, al costado de un camino. Arrojados…semilla de vida en la muerte… sangre querida derramada en la tierra…
Alguien camina por las calles de este pueblo de 9 de Julio, por esta provincia, que tiene respuestas.
Hay alguien que puede llenar este vacío.
Alguien que podría dar una verdad reconciliable, para que haya justicia. No rito.
Cada vez, y cada año buscaré esa palabra, la justa, la precisa, la que ponga sentido a un sinsentido.
Viajo al pasado. Seguiré viajando obsesivamente para mantener esta memoria.
Dejen que las voces de los muertos en nosotros, tomen la palabra, dice Julian Axat.
Soy la voz de ellos.
En este grito perdura el eco que los criminales acallaron, y el campo guardó.
Cada 9 de febrero clamaré esta letanía…
Porque su sangre fue poema, mi palabra será su voz…
Eva Turon Barrere
8 de febrero de 2018turonbarrere-cementerio9

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