Como casi todos a los que nos interesa la política muchas veces intercambio opiniones con representantes del pensamiento kirchnerista que se encuentran del otro lado de la grieta. Hace un tiempo uno de ellos afirmaba que no creía en la teoría del derrame que nació hace muchos años con la sencilla comparación de que cuando un caballo come avena de un morral siempre algunos granos caen al suelo y benefician a gorriones y demás aves que de esta forma encuentran alimento. El decía que cuando los ricos ganan plata abren cuentas fuera del país o compran propiedades en el exterior o cosas similares y no gastan su dinero en el país. Con esto quería convalidar la posición de que es mejor que el estado en su función reguladora le reste ingresos, por ejemplo a los productores vía retenciones u otros impuestos, para reasignarlos a obras o beneficios de los sectores más necesitados.
Mi postura, en cambio, es que cuando los productores agropecuarios tienen una buena cosecha cambian su camioneta o su tractor, hacen mejoras en sus campos o viviendas, las pintan, las modernizan y en general gastan más plata donde viven.
A este respecto el domingo 11 de marzo salió una nota muy interesante del economista Juan Carlos de Pablo sobre la sequía y la realidad del derrame en nuestro país. Dice él que cuando piensa en el derrame le aparece el ejemplo de Alberto Olmedo, un muy popular y genial actor que falleció en marzo de 1988 en Mar del Plata, haciendo equilibrio en un balcón. También recuerda que algunos actores que trabajaban con él, como Javier Portales y otros, quedaron en cierta forma huérfanos al fallecer Olmedo. El economista afirma que trabajaban con Olmedo actrices y actores formidables pero con poca iniciativa propia y por ende sus carreras se frustraron cuando Olmedo dejó de derramar. Es un hecho que desde el punto de vista de la iniciativa y la garra algunos seres humanos lideran y otros acompañan.
Volvamos a la sequía. Este año la cosecha gruesa en casi toda la Pampa Húmeda será regular o mala y muchos pueblos y ciudades del interior que viven del campo y que están muy atentos a la realidad del derrame y especialmente a la falta del mismo sufrirán sus consecuencias. Los transportistas en especial son los primeros en sufrir una merma en la cantidad de kilos cosechados, saben perfectamente que con una cosecha regular habrá menos viajes de camión. También las gomerías, talleres y restaurantes a los costados de las rutas conocen este problema. Otros rubros que se verán afectados directa o indirectamente serán las concesionarias de autos, los vendedores de maquinaria agrícola, la demanda de alimentos, vestimenta, diversión, los constructores y albañiles, ya que en cierta forma todos ellos dependen de cómo les va a los dueños y a los asalariados de los campos circundantes.
He tratado de demostrar la teoría del derrame coincidiendo con de Pablo por la negativa o falta de derrame para hacerla más comprensible a todos. Sin tratar de polemizar con el Papa Francisco que tiene una postura en contra del capitalismo y que criticó explícitamente dicha teoría al afirmar que “algunos todavía defienden la teoría del derrame que supone que todo crecimiento económico es favorecido por la libertad de mercado y así logra provocar por si misma mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante”.
De Pablo que no coincide con el Papa afirma que Francisco diga lo que le parezca sobre la teoría del derrame, pero los curas a cargo de las iglesias de todos esos pueblos y ciudades mejor que ajusten sus gastos a los menores ingresos que van a tener este año.
No siempre o en todas las circunstancias se puede afirmar que la teoría del derrame puede o no funcionar y tenemos, como en otros campos, muchos teóricos a favor y otros en contra de ella.
