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sábado, noviembre 23, 2024

La historia a través de las fotografías: Los talleres gráficos «El Porvenir»

Por Héctor José Iaconis.

La fotografía que hoy publicamos, gelatina de plata virada a sepia, muestra el edificio donde funcionaron los , por entonces propiedad de Juan Galluppi di Cirella. Allí, no solamente se editaba el periódico homónimo, sino también funcionaba la imprenta comercial.
La imagen, registrada por el estudio Adobato, data de mediados de la década de 1930, en la esquina de Corrientes y Salta.
En el margen inferior izquierdo puede apreciarse el monograma en relieve de la casa Adobato, con las iniciales enlazadas «R. A.», de Rafael Adobato, fundador de ese estudio. En realidad, aún cuando Rafael Adobato ya no se encontraba al frente de esa empresa, el aludido monograma se continúo utilizando en las fotografía de tamaño postal.
Además del edificio, de estilo italianizante, puede observarse sobre la fachada un placarte que, a modo de cartelera, se empleaba para difundir noticias y novedades.
Sobre la calle pende una de las antiguas luminarias del servicio de alumbrado público. Alimentada por flujo de corriente continua, emitía una luz producida por un acto eléctrico (arco voltaico).
Nótese, frente a la puerta de entrada, la presencia de un banco, cercano al cordón de la vereda, intentando aprovechar la sobra incipiente de los pequeños árboles.

EL PERIODICO Y LA IMPRENTA
El 2 de junio de 1895 comenzó a aparecer en 9 de Julio el periódico “El Porvenir”. Su fundador, Antonio M. Millán, a la vez si primer propietario, había dirigido un lustro antes “El Municipio”, una de aquellas publicaciones fugaces que habían dado inicio a la historia del periodismo en el lugar.
Si bien Millán era un experimentado periodista, confió la dirección del nuevo órgano a Loreto Domato, con las funciones de administrador y regente.
En sus orígenes, “El Porvenir” comenzó apareciendo con una frecuencia bisemanal, los días jueves y domingos y era identificado como un “periódico literario, comercial y noticioso”. Su formato, para la época, era más o menos típico respecto de otros diarios que circulaban en la provincia de Buenos Aires: 40 por 58 centímetros era la medida de la página, la cual estaba diseñada a cinco columnas de siete centímetros. La tipografía de los textos oscilaba generalmente entre los cuerpos 6 y 9.
En la primera página era frecuencia la introducción del “Folletín”, que consistía en la publicación periódica, en fragmentos, de una obra literaria.
Para 1898, Hermenegildo Ocampo fue puesto al frente de la dirección de “El Porvenir”, conservando Millán la propiedad de la imprenta y Domato la regencia del periódico. Al resto de personal, compuesto por redactores, tipógrafos y maquinistas, lo completaban Cándido S. Ávila, Pablo Bersover, Manuel Cabanillas, Juan Montiel, Cruz Cortés, Diego Contreras, Gregorio Alonso y Ramón Contreras.
Para 1907 algunas variantes importantes había marcado el destino de “El Porvenir”. Por un lado, se encontraba al frente de la dirección, Benjamín Fernández. Militante de la Unión Cívica Radical le confirió al periódico una orientación un tanto crítica frente al gobierno municipal de entonces; postura que fue agudizándose aún más en los años sucesivos. Por entonces, la tirada era de trescientos ejemplares de ocho páginas, y conservaba el mismo tamaño de planas, como así también similar diseño.
Cuando Benjamín Fernández fue llamado a integrar el Consejo General de Educación de la Provincia de Buenos Aires, halló necesario delegar la dirección de “El Porvenir”. En un principio, alquiló la imprenta y el periódico a Pedro Rodríguez quien, en 1923, desistió de proseguir al frente del mismo. En consecuencia, en mayo de ese año, Fernández alquiló a Juan Galluppi di Cirella, quien a poco de hacerse cargo trasladó las instalaciones a un local en la calle Salta entre Libertad y la avenida Primer Centenario (hoy Libertador General San Martín).
Pocos años más tarde, Galluppi compró a Fernández tanto la imprenta como el periódico, convirtiéndolo en un medio de circulación diaria hacia 1932.
En el edificio ubicado en la esquina de Salta y Corrientes, “El Porvenir” prosiguió una prolongada trayectoria de poco menos de dos décadas más. Tras el fallecimiento de Juan Galluppi, en mayo de 1935, sus hijos Vicente y Teófilo se hicieron cargo de la dirección y de la administración de “El Porvenir”, respectivamente, hasta febrero de 1957 en que debido al encarecimiento de los materiales tipográficos debió desaparecer. Las páginas de “El Porvenir” reunieron a prestigiosos colaboradores, entre quienes se encontraban, en diferentes épocas, el ingeniero Héctor Sibilla, el doctor Manuel López Moreno, Antonio Llineras, Juana Elías de Mascheroni y Emilio Naudín.
La imprenta «El Porvenir» continúa su labor hasta nuestros días, constituyéndose en la empresa gráfica más antigua que funciona en la ciudad.

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