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Nueve de Julio
jueves, noviembre 21, 2024

Una manzana, una historia. Por Héctor J. Iaconis

* Cuando fue delineado el éjido de 9 de Julio, en 1864, el agrimensor Vaschetti, dispuso que, en cada uno de los esquineros del sector urbano existieran cuatro plazas.
* Negligencias políticias hicieron que esas plazas no sean construidas, aunque se reservaron manzanas aledañas para la Plaza «España» y para la Plaza «Italia».
* La Plaza «Italia», a comienzos del siglo XX, estaba ubicada en la manzana donde actualmente se encuentran las instalaciones de ABSA y el edificio de la Escuela de Educación Técnica Nº 2.

Quizá a muchos vecinos que hoy caminan por la Plaza “Italia” disfrutando de su belleza, de su arbolado y de los juegos y otros atractivos que ofrece, les resulte curioso saber que la misma en otro tiempo estuvo ubicada en otro lugar. En efecto, a comienzos del siglo XX, la Plaza “Italia” se encontraba emplaza en la manzana que se encuentra comprendida por las calles Edison, Tucumán, Tomás Cosentino y Cardenal Pironio.
Ahora bien, algunas razones políticas, hicieron que la misma desaparezca y, años más tarde, para subsanar tal despropósito, sea emplazada en el lugar que actualmente ocupa.

EL PROYECTO DE LAS CUATRO PLAZAS
En 1864, cuando el agrimensor Vaschetti realizó la mensura del ejido del pueblo de Nueve de Julio y la traza de sus manzanas y calles, se percató de destinar los esquineros de las quintas nº 7, 12, 19 y 24 -ubicada respectivamente en las cuatro esquinas del sector urbano- para plazas públicas. Es decir, además de la plaza principal, situada en el centro del radio, debían existir otros cuatros espacios verdes en cada ángulo del perímetro. Motivos burocráticos, por así llamarlos, mediaron para que esa disposición urbanística no fuera cumplida estrictamente como fue ideada.
En consecuencia, para la que debía ubicarse en la intersección de las avenidas Río Negro y Río Uruguay (hoy Cardenal Pironio y Tomás Cosentino), fue destinada la manzana situada enfrente, la 94, delimitada por las avenidas mencionadas y por las calles Tucumán y Jujuy (hoy Edison).
Si bien no se trataba del mismo lote que había escogido, con justo planteo, el agrimensor Vaschetti, al menos, permitiría subsanar tal irregularidad.

DE LA PLAZA DE LA CRUZ A LA PLAZA “ITALIA”
El sábado 8 de agosto de 1896, como conclusión de una misión apostólica realizada días antes con motivo de la inauguración del templo, en una solemne celebración fue colocada una gran cruz en el centro de aquel predio, en presencia de monseñor Mariano Antonio Espinosa, obispo titular de Tiberiopolis y auxiliar del arzobispo de Buenos Aires. Desde entonces la manzana fue denominada “Plaza de Cruz” y librada al uso público.
En junio de 1903, el presidente de la Sociedad Italiana de Nueve de Julio, Ubaldino Lafranconi, requirió al intendente Rafael Prieto el cambio del nombre de “Plaza de la Cruz” por el de “Plaza Italia”. El solicitante había esgrimido que, en ese momento, no existía ningún espacio público que recordase a la colectividad italiana, una de las mayoritarias entre los inmigrantes que entonces habitaban 9 de Julio.
Cabe destacar que, para entonces, ya existía la Plaza “España”, en el lugar que actualmente ocupa. Precisamente, en abril de ese año, había sido inaugurado el antiguo monumento que aún se conserva.
El Concejo Deliberante de 9 de Julio acordó la nueva designación, favoreciendo el petitorio de la colectividad italiana, imponiéndole nombre de “Plaza Italia” a la que antes de denominaba “de la Cruz”, por ordenanza del 22 de junio de 1903.
Hasta aquí el uso de ese predio como plaza pública no había sido impedido y, más aún, según varios testimonios y relatos orales, fue un espacio muy recurrido por el vecindario en determinadas fiestas y conmemoraciones religiosas.
Wilson Pérez, en su interesante colección de “Semblanzas pueblerinas”, publicada en Diario EL 9 DE JULIO, el 19 de abril de 1994, recordaba que la plaza “ofrecía a la vista un hermoso paisaje, […] adornada por hermosos canteros donde ponían su nota de colorido que reconforta y alegra los espíritus”.
“El adorno –prosigue Pérez- de dicho lugar era muy visitado por el vecindario y, en especial, por la gente del barrio que se daban cita, desde los niños a la gente mayor, para gozar de sus bondades, constituyéndose en un lugar muy concurrido”.

“AGUAS CORRIENTES”
El 14 de mayo de 1904, a menos de un años de haber propiciado la imposición del nuevo nombre a la plaza, el mismo intendente Prieto se dirigió al Concejo Deliberante, presentando el proyecto de construcción del servicio de aguas corrientes en el pueblo. En el mensaje dirigido a los ediles les explicaba que había sido realizada “una perforación en los terrenos de propiedad municipal denominados Plaza «Italia», habiéndose remitido una muestra de las aguas extraídas a la oficina química municipal de la Provincia a los efectos de su análisis”.
El 7 de marzo del mismo año, esa repartición informó sobre los resultados del cuestionado estudio efectuado, las aguas eran potables y aptas para el consumo.
Desde entonces, ese predio fue elegido para la construcción de la llamada “usina de aguas corrientes”; y, en poco tiempo, fueron levantados los edificios y conectadas las tuberías correspondientes.
En septiembre de 1905 fue inaugurado el nuevo servicio y con él la torre taque y el edificio adjunto construidos sobre el terreno de la Plaza “Italia”, que fue cayendo poco a poco en el olvido. Algo así como poco más de las tres cuartas partes del terreno habían quedado desocupadas, aunque la torre estuviera situada prácticamente en su centro.
La cruz que, desde hacía nueve años presidía ese sitio, fue quitada para siempre, sin que pueda conocerse cual ha sido su destino final.

LA USINA ELECTRICA
En la parcela contigua, sobre la esquina de Río Negro y Jujuy fue levantado el edificio de una usina eléctrica, que aún se conserva y fue librado al servicio en 1913.
El intendente Nicolás H. Robbio, por exigencias externas, deseaba vender el terreno a las empresas que había construido la usina eléctrica (A. Parcus y Cía. y Duhnkrach, Nellen y Cía.). Para ello, el 22 de abril de 1913, el intendente explicaba que “…siendo el terreno en cuestión parte de una manzana que […] estaba destinada para plaza se requería autorización legislativa”.
“Consultado -prosigue Robbio- el punto por abogados de Mercedes, por esta Intendencia, los doctores Ojea y Bustamante y de la Capital Federal por los señores A. Parcus y Cía. y Duhnkrach, Nellen y Cía., los doctores Coronado y Matienzo, en virtud de los señores A. Parcus y Cía. y Duhnkrach, Nellen y Cía., tanto o más interesados que la Municipalidad en tener un título perfecto de ese terreno, se han expedido manifestando que puede ese terreno ser vendido sin autorización de la legislatura, por cuanto si bien en el plano oficial resulta que fue esa manzana de tierra reservada para plaza pública, esta nunca se formó y no fue por lo tanto entregada al uso público». Asombra que los juristas consultados por Robbio no hayan considerado las disposiciones vigentes con respecto a la enajenación de espacios públicos. Difícilmente, si hubiera desconocido la realidad de los antecedentes de 1864, podría entender vendible ese lote. Por otro lado existía una sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires -serie Vª, tomo I, página 67- que garantizaba como “inenagenable” a las plazas públicas, consideradas “bienes del Estado”.
Los ediles, en aquella sesión de abril de 1913 y quizá desconociendo las disposiciones legales plenamente vigentes o bien actuando por servil filiación política, acabaron por autorizar la proposición del intendente Robbio, a través de una ordenanza que dice:
“Art. 2. Autorizase en su consecuencia al D.E para vender en remate público la fracción de terreno en que se encuentra construido el edificio de la usina eléctrica, cuyo terreno forma parte de la manzana 94, del plano oficial, y consta de una extensión de 28, 70 m. sobre la calle Río Negro por 55 m. de fondo sobre la calle Jujuy…”.
“Art. 3 […] derogase la ordenanza […] por la que se le daba a esa manzana el nombre de Plaza «Italia» […] retírasele el destino de plaza que se le diera al confeccionarse el plano oficial del pueblo”.
Muchos años después, sobre la misma manzana, fue levantado el edificio de la Escuela de Educación Técnica, sus talleres y su residencia estudiantil, el gran sueño de don Angel Rodríguez, alma mater de esa gran obra.
Cuando los terrenos que había ocupado la Laguna de Beraza fueron saneados, y convertidos en espacios aprovechables para la construcción de edificios, se reservó una manzana para ubicar la nueva Plaza “Italia”. A partir de entonces, comenzó a escribirse una nueva historia de este espacio público que, los intereses políticos, obligaron a cambiar de lugar.

La foto es de la Esquina de Edison y Cardenal Pironio, en una fotografía tomada alrededor de 1914. Aparecen el edificio de la usina, con la antigua fachada y las instalaciones de aguas corrientes. De la plaza que allí existió, sólo quedaba el recuerdo.

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