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Nueve de Julio
lunes, noviembre 25, 2024

Los buzones que aún sobreviven al paso del tiempo

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Buzón pilar ubicado en la estación del Ferrocarril Sarmiento, con visible deterioro

PATRIMONIO CULTURAL, ARTE, HISTORIA Y LETRAS

Las fotos que aquí ofrecemos muestran dos antiguos buzones de los que aún sobreviven en nuestra ciudad: el antiguo buzón ubicado en la esquina de Vedia y Adolfo Alsina y el que se encuentra en la estación del Ferrocarril Sanmiento.
En efecto, si se recorren calles de la ciudad de 9 de Julio y se consulta a una persona memoriosa, se notará que, en muchas esquinas, fueron desapareciendo los legendarios buzones de correo. Algunos amurados a la pared y otros, los más conocidos, buzones pilares, fueron deteriorándose con el tiempo y desaparecían de la postal urbana.
Sin embargo, en otro tiempo, prestaron un notable servicio a la comunicación.
En la era de la revolución tecnológica, donde internet, correos electrónicos y telefonía celular son los pilares de la comunicación, en que todo llega a destino en apenas unos segundos, el buzón parece haber pasado a la historia.
Hacia el año 1865 aparecen en la Argentina los primeros buzones pilares, que son el antecedente del buzón rojo de las esquinas porteñas. Estos tenían más de 3 pies de alto y una ornamentación recargada en su exterior. En su frente tenían la leyenda “cartas” y el escudo nacional.
Los buzones pilares siempre fueron rojos, pero hubo épocas en que los pintaron en otros colores. Desde su aparición por el 1900 hasta principios de la década del ´70 fueron rojos. Luego en la década del setenta los pintaron de amarillo y negro, cuando nace ENCoTel (Empresa Nacional de Correos y Telégrafos). A principio de los ochenta la empresa cambia a ENCOTESA (Empresa Nacional de Correos y Telégrafos SA) y los buzones los pintan en azul y amarillo.
En la década del ´90 y con la privatización de la empresa, Correo Argentino, los buzones quedaron del mismo color. Pero ante el reclamo de los clientes la empresa los repintóen el color original: rojo. Dicho color perdura hasta nuestros días con la vuelta de la empresa al estado nacional y con el nombre de Correo Argentino de la República Argentina (CORASA).
Los tiempos cambian, en la actualidad si se le pregunta a los jóvenes por el buzón van a asociarlo con el buzón de voz de los celulares, si esta misma pregunta se la realiza a una persona de cuarenta años en adelante reflexionará y quizás se acuerde del buzón que probablemente este en la esquina de su casa.
Es cierto que la comunicación pasa por otro lado, pero no por eso dejemos de reivindicar al buzón como parte esencial del patrimonio urbano.
Fue sumamente importante como medio de comunicación para toda una ciudad que se forjó con inmigrantes, donde enviar cartas a sus familiares y amigos de su país de origen, era tan cotiadiano como hoy enviar un e-mail.

«VENDER UN BUZON»
Se sabe que los buzones, desde el origen del correo en Argentina hasta pocas décadas atrás, pertenecían al Estado. A fines del siglo XIX y comienzos del XX, se impuso la frase: «te vendieron un buzón». Con la misma, se hacía referencia a aquellos ciudadanos de Buenos Aires, caracterizados como vivos o piolas, que intentaban “venderle un buzón” a gente poco avispada o a inocentes pueblerinos recién llegados a la metrópoli. Desde entonces, la expresión alude a estafar a alguien, o al menos intentarlo, abusando de la confianza o de la ignorancia del interlocutor de turno.

PARTES DE UN BUZON
Los buzones de pilar (de pie) que aùn se conservan en 9 de Julio están formados por tres partes: cabeza, garganta, cuerpo y base. El alto sobre la vereda es de aproximadamente 1,5 metros. De los cuales los 30 centímetros inferiores pueden ser cemento armado. Por debajo de la vereda tienen una profundidad de 70 centímetros.
Los buzones son de hierro fundido en su cabeza y garganta con un peso de 74 kilos. El cuerpo es de chapa de hierro de 5 milímetros de espesor y tiene un alto de 91 centímetros. Mientras que el diámetro externo ronda los 40 centímetros, dependiendo del fabricante.
La puerta tiene un espesor de la chapa de hierro es de 5 milímetros.
El interior tiene una bolsa de loneta de 80 centímetros de alto por 31 centímetros de ancho. Dentro de los buzones hay soportes para contener la bolsa donde caen las cartas.
UNA INICIATIVA OLVIDADA
En una sesión del Concejo Deliberante de 9 de Julio celebrada el 28 de agosto de 2009, entre los proyectos aprobados se encontraba una interesante minuta de Comunicación al Departamento Ejecutivo, presentada por el bloque de la Unión Cívica Radical, acerca de la restauración y protección de los buzones que se encuentran en la ciudad.
En oportunidad de comentar aquella plausible iniciativa, el Diario EL 9 DE JULIO, recordaba que «esos buzones son testimonios históricos de significativo valor, la mayoría de los cuales posee una antigüedad superior a los cien años y, sobre todo, revelan un aspecto de la vida cotidiana que en la actualidad se ha perdido».
«Son -proseguía la nota periodística- mudos testigos del paso del tiempo y, si se realizara un relevamiento de los testimonios históricos urbano, se notará que los buzones corresponden a los más antiguos. Es laudable que, desde el Estado municipal, se realicen las medidas necesarias para su preservación».
Lamentablemente, esta propuesta no pasó de ser un simple intento por preservar los buzones; pero, como suele ocurrir con muchos otros elementos del patrimonio cultural y artístico nuevejuliense, faltó su implementación y adecuado seguimiento.
En los últimos quince años terminaron perdiéndose los buzones más antiguos de la ciudad, los denominados «de corneta», que estaba en algunas esquinas de la planta urbana. Es de desear que, con los que aún sobreviven, no ocurra lo mismo.

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Buzón en Vedia y Alsina
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Buzón de pared, de los que había en varios lugares de 9 de Julio y han desaparecido.

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