La enfermedad tromboembólica venosa es la tercera causa de muerte en el mundo, pero pocos saben de ella. Los más afectados son los adultos mayores de 60 años, las embarazadas, los obesos, y quienes tienen vidas sedentarias o cuadros de escasa movilidad.
Hace más de 120 años se empezó a pensar en cómo prevenir las trombosis, pero recién hace 4 años se instaló un día a nivel mundial para generar conciencia sobre esta enfermedad de la que mucho se escucha, pero poco se sabe.
La trombosis se produce a partir de un coágulo que viaja por el torrente sanguíneo, obstruye una vena o arteria de cualquier parte del cuerpo y genera una reducción en el flujo de sangre. “Es una enfermedad multicausal, asociada a varios factores de riesgo que aumentan las probabilidades de tenerla”, explica Claudia Casali, médica a cargo de Hematología del embarazo en el Hospital Alemán.
La vida sedentaria, los antecedentes de cáncer, el consumo de cigarrillo o de pastillas anticonceptivas, la obesidad, el embarazo y, sobre todo, la inmovilidad prolongada a causa de hospitalización por cirugías, representan los principales factores de riesgo que pueden causar una trombosis y, en algunos casos, la muerte.
“Cuando el coágulo se desplaza al pulmón genera un tromboembolismo venoso que puede llevar al paciente a la muerte”, señala Casali y agrega que, en los casos de obstrucción arterial del cerebro o del corazón, se puede presentar un accidente cerebrovascular (ACV) o un infarto de miocardio.
Por cada 100.000 habitantes hay 100 casos de trombosis, pero este número asciende dependiendo las características del paciente y la patología. “En condiciones quirúrgicas -detalla Casali- como puede ser una cirugía abdominal, la posibilidad que tiene esa población de tener trombosis es del 20%. Si es una cirugía de cadera, que requiere inmovilización casi total, el porcentaje asciende a 50, y, en casos de lesiones de la médula espinal o parálisis ya se habla de un 70% de probabilidades”.
Casali, quien también es Miembro titular de la Sociedad Argentina de Hematología, comenta que si la trombosis se produce en los miembros inferiores se puede percibir dolor, edemas e hinchazón del miembro afectado, pero también hay casos donde el paciente puede no sentir absolutamente nada, por lo que, para prevenir, tener un diálogo sincero y minucioso con el médico clínico es fundamental.
Actualmente, la comunidad médica puede ejecutar un “score de validación del riesgo”, un test donde mediante preguntas evalúa el riesgo individual de padecer tromboembolismo y, dependiendo del resultado que arroje, se realiza o no una profilaxis preventiva. Gracias a esto se ha generado una reducción en los casos de enfermedad tromboembólica venosa.
“Probablemente la gente sepa más de cáncer o ACV y no de trombosis, pero esto no quita que sea la tercera causa de muerte en el mundo. Los médicos tienen que estar atentos a los factores de riesgo asociados para poder realizar una correcta profilaxis a tiempo”, remarca la experta, en diálogo con Agencia CTyS-UNLaM.
En casos donde el riesgo sea elevado y el paciente este por realizar un viaje de más de 8 horas, se esté por someter a una cirugía o sea hospitalizado por más de 3 días, es necesario tomar medidas farmacológicas de prevención.
Si bien la administración de heparina por vía subcutánea o bien medicación anticoagulante por vía oral son las primeras opciones también existen otros métodos como la profilaxis mecánica. “Se realiza con aparatos de compresión neumática intermitente, que son como las mangueras para tomar la presión, que se ubican en los miembros inferiores para luego realizar un masaje y aumentar el retorno venoso”, apunta Casali.
Como medidas preventivas, la comunidad médica recomienda evitar la inmovilización durante un tiempo demasiado prolongado, ya sea en el trabajo, en un viaje o en otras circunstancias, beber gran cantidad de agua y realizar ejercicios en los que se contraiga la musculatura de las piernas, lo que estimula el retorno venoso.
Fuente: Agencia CTyS-UNLaM