La prevalencia del consumo de éxtasis aumentó un 230% en cinco años, según datos de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas (Sedronar). Es que con sólo un clic, hoy se puede acceder fácilmente a estos estupefacientes sintéticos, cuya comercialización se vio potenciada por las nuevas tecnologías y el masivo uno de Internet, según advierte la Defensoría del Pueblo bonaerense en un informe.
Desde la subsecretaria de Prevención de las Adicciones de ese organismo, señalaron además que se registró una caída en la edad promedio de inicio del consumo problemático de sustancias: pasó de los 16 a los 14 años. Informes de la Secretaria de Políticas Integrales sobre Drogas (Sedronar) alertan que, entre los jóvenes, está extendida la creencia de que el uso de éxtasis no implica consecuencias para la salud.
De acuerdo al informe que difundió el Defensor del Pueblo adjunto, Walter Martello, según la base de datos de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), Argentina se encuentra entre los países del continente con mayor prevalencia de consumo de éxtasis luego de Estados Unidos, Canadá, Belice, Costa Rica y Uruguay.
Cabe destacar que, las estadísticas oficiales muestran una importante suba en la cantidad de anfetaminas y LSD que fueron incautadas, drogas sintéticas cuyo consumo también viene en aumento.
«El uso de éxtasis está circunscrito a poblaciones muy específicas, por lo que se hace difícil determinar su prevalencia en encuestas tradicionales. La situación es distinta en las encuestas de estudiantes de enseñanza secundaria, donde tradicionalmente se encuentra entre las drogas sintéticas de mayor consumo», indica el informe.
Comercialización
En los últimos años, la complejidad de los circuitos de comercialización de se vio potenciada por las nuevas tecnologías y lo que se conoce como «la revolución de las comunicaciones móviles», que ofrece nuevas oportunidades para los narcotraficantes y consumidores complicó los operativos contra este tipo de sustancias.
Estos ya no necesitan establecer un contacto personal. Hay «mensajeros» que pueden cobrar el dinero y vendedores que pueden hacer saber al cliente dónde recoger sus drogas, enviándoles mensajes o pactando entregas por redes cifradas.
A su vez, las denominadas «Deep Web» (Internet Profunda) y Dark Web (Internet Oscura) también permiten comprar drogas con monedas virtuales o criptomonedas, como el bitcoin, y recibir la mercancía de manera encubierta.
En el informe, Martello destacó además que «en un contexto donde se han registrado incrementos sustanciales en los niveles de consumo de drogas, paradójicamente se aplican fuertes recortes presupuestarios en la Sedronar». Y advirtió que «a su vez, venció la declaración de emergencia en adicciones, que había sido decretada en 2016 y que se extendió hasta diciembre de 2018». (DIB) MCH