
Ni bien compramos unos lentes nuevos los manipulamos como si fuesen una reliquia. Pero,
con el correr del tiempo, dejamos de lado esa prudencia inicial y no solemos tomar tantas
precauciones.
Es por eso que desde el Colegio de Ópticos de la Provincia de Buenos Aires te
compartimos algunas formas de mantener tus anteojos en perfecto estado y así extender su vida útil.
En principio, es importante cuidar la manera en que te ponés y te quitás los lentes para
evitar que se deformen. Al momento de retirarlos del rostro debes hacerlo con ambas
manos, ya que hacerlo con una sola hará que un lado de tus anteojos sufra tensiones
innecesarias que pueden llevar a que los tornillos se aflojen.
La limpieza de los cristales también es un paso que no debemos olvidar en nuestra rutina.
Hacerlo de la manera correcta evitará los indeseables rayones que luego interfieren en
nuestra visión. Es por eso que no es recomendable apoyar los cristales boca abajo. ¿Pero
cómo limpiamos las gafas para no dañarlas? La forma más sencilla es usar agua y jabón
neutro, secarlo con un paño de microfibra y listo.
Otro tip para evitar rayones es no colgar nuestros anteojos en portalentes, ya que utilizando
este tipo de accesorio se encuentran más expuestos a golpes. Del mismo modo, para el
momento de trasladarloss lo ideal es hacerlo en estuches rígidos, ya que las fundas
flexibles no ofrecen la protección suficiente ante una caída o un aplastamiento.
El clima es otro factor a tener en cuenta a la hora de cuidar nuestros lentes. Si vivimos en
zonas de altas temperaturas, estas pueden repercutir en nuestros anteojos, ya que el calor
extremo podría deteriorar la montura.
Finalmente, te recomendamos acudir a tu óptica de confianza de manera periódica para
realizar una revisión general de tus anteojos y hacer los ajustes necesarios para su correcto
mantenimiento. Ahora sí, ¡tenés lentes para muchos años más!
Recordar: comprar los anteojos siempre en ópticas habilitadas, a cargo de un Director
Técnico matriculado.